30 de octubre de 2009

Trosko en una granja de rehabilitación

.

No sabemos como ha ocurrido que una de las cosas que siempre supimos y nos caracterizó durante gran parte de la historia, esa que nos convirtió en luchadores del futuro, ¡de ese futuro que se aproxima con el brazo determinante del cambio!, ¡¡del abrazo compartido y glorioso de la lucha de clases!!… Perdón, decía que hemos perdido esa capacidad, capacidad que se ha erosionado con el tiempo, ¡el tiempo en donde la burguesía nacional e internacional, con los compañeros con conciencia de clase!!, ¡¡¡la que combate también a la pequeña, mediana y tres cuartos de burguesía!!!… Entonces, en síntesis, hemos visto erosionar muchas clasificaciones a saber:
- una simple rosa se clasificaba como tal. Rosa, roja, espinosa, flor. Se nombraba una rosa y era una rosa. Hoy es cliché. Cuando se dice rosa, la rosa (y sobretodo la palabra) ha perdido todos los minerales; ¡como los trabajadores de las minas! ¡¡ expulsados por la patronal y engrosando las listas de trabajadores desocupados!!
- Ya no suena de la misma manera.
- La rosa ya no suena igual
- Va a haber que volverla a inventarla.

La batalla y la guerra

.


Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña. Como veía que resistía fue a llamar a otro elefante. Dos elefantes se columpiaban sobre la tela de una araña. Como veían que resistían fueron a llamar a otro elefante. Tres elefantes se columpiaban sobre la tela de una araña. Como veían que resistían fueron a llamar a otro elefante. Cuatro elefantes se columpiaban sobre la tela de una araña. Como veían que resistían fueron a llamar a otro elefante. Pero la araña, que proyectaba la destrucción de su hogar, de su fuente de alimento, picó al cuarto elefante cuando éste se dirigía a llamar a otro elefante. El mamífero, no dudó segundo alguno en aplastar totalmente a la araña con su gran pata.
Se dice, que ninguna araña volvió a picar a ningún elefante por miedo a las represalias; pero se sabe, también, que a partir de ese momento no se columpian en las telas de araña más de cuatro elefantes.

Tarde de sábado en Villa Crespo

.


El sahumerio despide constantemente un humo
que acaricia una hoja,
y se mezcla
con los olores del piso húmedo y limpio.
La luz de los sábados es distinta.
Los ruidos de la tarde tienen tendencia al tango
y el mate surge,
puntual,
como la conclusión del tiempo.
Me resulta imposible pensarme
fuera de Buenos Aires.
Tan enferma, tan mía.
No existe algún sábado como en esta ciudad,
y voy viendo al tango y al sahumerio
como ahora se dicen pulmón y suspiro.
Arremete en este sábado
un recuerdo,
que le habla a mi lengua.
Afuera no es Buenos Aires,
afuera está lo que quedó de nosotros
y el humo que eligió liberarse,
el humo libre del pasado
que escribe las páginas de esta ciudad infértil.

Seguidores