29 de mayo de 2009

Y no esperes…

Hoy vestida de blanco, como si hubiesen cortado un poco de Luna, un poco de noche y ¡plaf! Ahí caíste vos de blanco, y tu pelo negro. Y tenés la osadía de andar caminando por mi terraza. Yo soy como un poco de sombra en la pared, y mi sombra nace inevitablemente con el blanco resplandeciente de tu ropa y flota en el aire nada más que un aroma a otoño viejo y mis ganas de ser un cometa y girarte alrededor, aunque no puedo siquiera levantarme. Y lo que más feliz me hace, es saber que tu ropa blanca terminará nuevamente en mi piso sucio y de madera, y que por un rato nos olvidaremos de las luces y los colores, porque nuestros cuerpos hacen de esta hermosa noche una canción cursi, inventada para vender.
Y no esperes que te cuente que esta historia también terminará mal. Porque cuando te tengas que ir a la mañana, y yo vuelva a mi cama después de abrirte la puerta, después de recorrer el pasillo rodeado de paredes altas, donde todo es pretexto de despedida de las bocas, estará tu olor a Luna blanca y desnuda, y un calor que me acompañará hasta el mediodía.
Quedará un latido pesado en el aire, en todo este espacio que hiciste tuyo.

Viernes, pasillos y puertas

Y ahora... ¿que se hace ahora? Mirá, si te digo que el viernes ya tenía tu nombre en la cama. Pero vos viste, el viernes es como un pasillo con infinidad de puertas. Uno va buscando y abre y nada, y sigue, y el pasillo se agranda y no se le vé el fondo. Y así es un poco la vida también. Vamos buscando y cada picaporte es una esperanza, y cada mano una posibilidad... y ahí siento el frío del metal del picaporte, lo agarro como se agarra un vaso de agua cuando uno tiene sed en enero, después de volver del trabajo en subte. Y lo bajo, al picaporte digo, y lo bajo y presiono, y el corazón late porque cada puerta te esconde. Y no. Y no te esconde. Y entonces el pasillo se estira nuevamente y parece como si las piernas pesaran el doble de lo que pesan, y un desaliento nos baja las cejas que estaban subidas por la frente, caen junto a la boca por la cara, que como en enero ya empieza (de nuevo) con la sed, y a cansarse de explicar lo inexplicable. Mujer, ese pasillo (lo sé) en una de las puertas te esconde, y ese saber me hace caminar y seguir buscando. Y entonces en una puerta aparecés, vos viste, pero no sos vos, es alguien que se te parece, o no se te parece en nada, pero me invita a pasar y paso, y cuando me estoy por ir me doy cuenta de que perdí el tiempo, porque afuera no hay más que pasillos y puertas todavía. Mujer. Estoy pensando en la posibilidad de que mi vida será siempre como este viernes, o mejor dicho, mi vida será desencontrarte, para seguirte buscando… porque parece que necesito de esa incertidumbre, digo, la de llamarte Mujer a secas, y no por algún nombre que después me lastime la lengua cuando lo piense, sin ni siquiera nombrarlo.

Tus hombros

Tus hombros.
No hay sitio que me haga más
humano y niño,
no hay lugar donde permanecer
indefinidamente
más que en tus hombros.
Tus hombros.
Donde se juntan tus brazos y tus convicciones,
los hombros que coronan tus pechos justos
y tus clavículas hundidas para mi nariz.
Los hombros que huelen a madera joven
esos, que han despertado mi sueño profundo.
Hombros sellados con mis penas,
tus hombros que respiraron mis manos.
Los hombros de mujer,
delineados con pulsos inadvertidos,
con guardas de lilas
con historias de hadas a cuestas.
En tus hombros soy agua
y exilio mis piernas,
en tus hombros soy agua
dedicado, exclusivamente, a ceder.
Tus hombros me ocultan del mundo.
Y es en ese momento,
entregado al calor que emanan tus hombros,
que una mano acaricia mi nuca,
y los conejitos, el polen, las flores,
los gatos, los elefantes, los ríos,
los mares, la gente, el arco iris,
el cielo, todo el paisaje
se ríe en un mismo tono y color,
y me olvido del resto.

Tríptico

Aprender que a la verdad acuden las miradas.
Si hubiesen visto a los jóvenes enamorados,
si hubiesen visto.
Pero no había tiempo para nada
ni nadie.
Y ciertamente no había mas nada.
Desaparecida, incluso, la certeza de lo material,
incluso, porque había fugado todo a otro espacio,
muy lejos.



Sin embargo.



Sin embargo dije, tuve que decir
como una necesidad urgente
y buscando palabras que no conozco,
que no entiende este, mi mundo.
Palabras más parecidas a los colores que a las letras,
tuve que mencionar que he visto a los jóvenes inertes.
Y me enamoré de la posibilidad de mirar con esa devoción.
O me enamoré de la posibilidad.
O simplemente enamorado.
Me fundió una luz desde adentro
¿pero dónde era adentro?
Todo era una mirada…
Me…
Apareció de nuevo la ciudad y me reconoció
la noche

Teoría del complot

Los hay transversales, de izquierda, de derecha, radicales, trabajadores, gremialistas, buenos, malos, morochos, rubios, ñoquis, comprometidos, jefes, administrativos, amigos, padres, hijos, compañeros, murgueros, actores, contadores, ladrones, curas, banqueros, capitalistas, comunistas, reaccionarios, consumistas, altos, bajos, de River, de Boca, de Racing, de Independiente, independientes, organizados, desorganizados, de café, villeros, ricos, pobres, intelectuales, ignorantes, pacíficos, violentos…
Hay todo tipo de idiotas funcionales.

Tarde en la laguna

Delicada luz y calor en el camino,
en los destellos que abrazan.
No había color efectivo,
había luz.
El agua con su luz
El Sol con su luz
El cielo con su luz
Nosotros con nuestros espejos.
La luz preñada.
La luz absoluta.
La luz incorporada a las luces.
Hemos dejado de oír
sin decir palabra alguna.
Hemos encandilado las certezas
de los que encienden las máquinas.
El Sol nos ha unido las mejillas
ni de mujer ni de hombre,
nuestras mejillas, tibias, de luz.
El agua temblaba,
invadida por el ocaso
decidida a rozar el silencio,
y así subir y regalar
a un viento luminoso y quieto,
más luz,
toda la luz de esa tarde.

¡Que vivan!

Que viva ese capricho de luz que entra por la ventana
Y los domingos, que vivan los domingos de murga
Y que vivan los viejos que miran a las muchachas
Con los ojos casi ciegos de tanto mirar los atardeceres y los árboles
Que vivan los árboles, pacientes, verdes en verano, dormidos en invierno
Que viva la primavera
Que viva la primavera
Que viva la caricia y el sexo
Que vivan las puertas abiertas, las casas abiertas, las formalidades cerradas
Que viva la brisa, los globos, el apio
Que viva el naranja, la risa, las lilas
Y las bicicletas, feroces pedazos metálicos del viento
Que viva esta tarde, que viva Cuba,
Que vivan los lunares, las uvas, tu primer “te quiero”
Que viva el mate con amigos, y los amigos

Que vivan los amigos

Y el colectivo que aparece por la esquina de la madrugada del invierno lluvioso
Que viva la lluvia, y llegar a casa
Y tener el privilegio del té y el poema
Que viva el abrazo y la palabra
Que viva Oliverio Girondo
Las frutas, el mar, la saliva
Las manos
Que viva el milagro de la oruga
El milagro de la mariposa
El milagro del dulce de leche y el queso
Que viva hoy cuando baje el Sol
Que viva mañana y las vueltas de la vida y la Tierra
Que viva el Sol de mañana
Que viva la vida
Que viva nuestro tiempo
Es el que nos tocó
Rodeado de pequeñas maravillas
Que caen con la ley de gravedad
Y se levantan junto a los brazos
Que viva estar escribiendo
Que viva esta posibilidad
Que viva la lucha
La que nos mantiene vivos
Que viva la lucha para invertir lo que (todavía) no es bello

Que sobreviva todo
Para poder seguir contando.

Nota al combatiente

Nos han vencido.
Nos han quitado los indispensables minerales de nuestras mejores palabras.
Nos han violado nuestras historias
Nos han colgado de penas y de cuellos.
Hemos perdido.
Han privatizado las nubes y han saqueado lo que no quedaba.
Nos han ganado.
Han vendido los poemas que volaban como pájaros
y hasta los pájaros han adoctrinado.
Han roto con pastillas los amaneceres.
Nos han mutilado los sentidos.
Han maquillado las emociones, han vestido lo natural y puro.
Nos mataron.
Han nominado y enumerado la solidaridad.
Hemos sucumbido.
Han usado lo novedoso y han osado restringirlo.
Han imitado el naranja y las lilas
y han hecho público el misterio de los duraznos ¡el misterio de los duraznos!
Han estereotipado hasta los adverbios.
Han triunfado, pero el triunfo los ha dormido.
Cuando caiga el Sol,
nuevamente,
atacaremos con la alegría en las manos,
con las manos en un arma,
con la verdad y la guerra futura en la boca.

Lo que es y debería ser

Uno nomina, va poniendo nombre. Hace de dios. Y creo que por eso algunos todavía lo justifican y consideran. Tengo un callo en la planta de mi pié y le escribí “callo” con letra cursiva. A mi pared le escribí “pared” en verde, al piso “piso”. Al libro que más me gusta: “libro”, y le agregué: “Precaución, está hecho para modificarte”. Y así mi habitación está llena de nombres: “zapatos” “mugre” (como cuesta ponerle el nombre), “hojas”, “ventilador”. Y acá me detengo, porque en el ventilador encontré la forma de que se lea cuando está quieto y cuando gira. Con la ventana logré un efecto parecido al ventilador… abro y dice “ventana abierta”, cierro y dice “ventana cerrada”. Hay una nuez que dice “nuez” si se la pone de frente y “nuez” si se la pone de costado, jugando con las arrugas y canaletas como con algo tornasolado. Pero no entra el Sol en la piecita de Villa Crespo. Aunque la ventana diga “ventana abierta” no entra el Sol porque hay un balcón arriba que lo tapa. Claramente al balcón ya le escribí “balcón”, pero fue un problema porque a mi vecino (el dueño del balcón) no le agradó la idea. En realidad no le gustó que a su gato, que venía habitualmente y ya no viene, con mi máquina de regular el largo de la barba le escriba “gato”. Fue en esa oportunidad, por recomendaciones de amigos y vecinos, que desistí de la idea de salir de mi cuarto, que a lo largo tiene escrito (y es lo más grande que hay escrito en mi piecita de Villa Crespo) “habitación”. Y este nombre, atraviesa como una espada a un sinfín de cosas que habían ganado un lugar elegido con cautela e inteligencia. Por ejemplo, entre la H y la A de “Habitación” quedó una foto de Guayasamín que dice “foto-mirar-Guayasamín-Ecuador” y otra foto de Berni que dice “foto-mirar-Berni-Juanito Laguna-Argentino”. Cada letra se toca y se mezcla con otras letras y demás cosas, que por falta de espacio las estoy empezando a unir.
Ya que empecé a necesitar de este ejercicio, no veo impedimento alguno en traer alguna cosa que encuentre en la calle y adjuntarla a alguno de los lugarcitos que me quedan entre las paredes, ya casi minúsculos, y tengo una sensación hermosa al saber que ya tienen su nombre (el que a mí más me gusta) y están ordenadas justo donde las quería.

En mi habitación soy el dios que nomina y domina.

Ahora solo falta alguien que crea en mí, (y en mi melancolía gastada) o simplemente alguien que me diga: “Pelotudo, queda como el orto tanta palabra y tanta letra. Me gustaría más un póster de Almirante Brown en el Clausura 2006, o una mina en tetas… vos fijate”.

La vieja

No olvidaré las sensaciones
que se le juntaban en el entrecejo.
En cada mejilla dos líneas
que al chocarse con la boca,
la convertían en otra H sin nombre.

Un árbol en el mentón y en la frente
cientos de renglones perfectamente escritos,
martirio de las palabras pensadas
y no-dichas.

Los ojos tristes, empapados,
como dos jóvenes pájaros en la intemperie y la tormenta.
Cada uno con una lágrima debajo,
que nacía prudente al abandonarlos,
ramas derrotadas al pié de estas aves
creadas para ver,
hechas para llorar.

El cuello caía como dormido,
y le colgaba hasta el pecho
que lo recibía como las piedras
reciben un salto de agua.
Las manos,
sin gesticular,
contaban hasta las historias inventadas.

El corazón, como yo, lo había perdido torpemente.

Los pies duros, arraigados de caminar por las pendientes.
La espalda era una montaña erosionada,
la cabeza solo se levantaba
como el sol por el valle,
para mirar por arriba de las miradas.

Noches en que no voy a olvidar ni una palabra que le escuché decir al cuerpo,
supe que no había motivo para mortificar al tiempo ni a los culpables del mundo,

ni diccionario más mortal que el de la vida.

La Pirámide Social

P
ar
tien
do de
la base de
que estamos
en el vértice, no
queda más que atacar o
p
e
r
e
c
e
r.

La influencia de las mariposas

Un naranja define y da pretextos al paisaje

para ver, incurro en su vuelo

el tiempo que estoy sin encontrarla
me transforma como el milagro a la oruga

escenas de una ceremonia nueva
a cada momento

el polvo que quedó en mis dedos,
junto a las estelas de polvo que caen desde su brazos

un día, vivirás en mi vida un día
regarás con claridad las noches

no pude evitar acariciarte,
aún sabiendo

te he muerto

en la tarde flotan palabras
y jamás he visto un pasto tan interminable.

Incongruente

Otro engaño de la puerta
durmiendo

Pueden ser arreglos a explicar
porque eres tranquila, organizada, precipitada

Pero……..


¿Quién eres?


Durante una noche decía, haber puesto ventanas
más precisamente, líneas

algún día
algún día
Apareció llorando
las angustias en sus manos apretadas

apenas se adquiere el coraje

acierto si digo que tengo miedo


Quedáte quieta

Y radiquémonos definitivamente en la tarde

Mejor va a ser… ya está bien.

Perdí con 34 de mano



(Jugué solo)

Elpájaro

Vuelaointenta.Unagransuelaloinvierteylocierra.Elpájaroluchaincansable
tendidoyenclaustrado.Gimeaúllapicotea.Losojosciegos.Loacongojahaber
descendidotantoaunqueestéconvencidodelsueloydelmomento.Sedesvanece
aletea.Unsonidoquedesentierra:Elcampoelcantolasnocheselaguaylosnaranjos.
Ytodotrascurreenmenosdeunsegundoaunquelasuelaseparezcaalahistoria.
Expiraelpájarosuúltimogrito:¡¡Vivanlossueñoscobardes!!Ysemuere.

Y-otro-pájaro-nace.

El poema que no escribo

El poema que no escribo es el más hermoso.
Con el pronombre y adjetivo justos
para sublimar incluso las lagañas.
Pero sentado y terrestre al frente de este espejo
se me dificultan los aromas,
y lo conocido avanza.
¡¡¡Tener un cuaderno y una pluma en el pecho!!!
Para contar eficazmente todo lo que mis días deben contarles.
Amor, mucho amor. Amor. Amor. ¡Amor! ¡¡Amor!!
Mucho más que cuatro letras.
Mucho más que millones de palabras.

El avance inmobiliario

Es de público conocimiento el poder de las inmobiliarias.
Nadie olvida que en un primer momento, el barrio de Palermo vio nacer su tiempo con el nombre de “Palermo” sencillamente, y luego se le anexaron Palermo Chico, Palermo Viejo, Palermo Holywood, Palermo Soho, etc…
El primer intento por frenar el avance de las inmobiliarias (las que fueron logrando de a poco ser las “número uno” en el mercado financiero internacional) lo llevaron adelante los vecinos de Palermo Queens, antes llamado Villa Crespo. Fue un torbellino de asambleas en cada esquina. En cada sinagoga, en cada iglesia, en cada kiosco se hablaba del asunto. Era inconcebible, en un primer momento, perder esa identidad que unía a los vecinos y escondía por algunas de sus calles la cancha de aquel Club llamado Atlanta. No se puede olvidar tampoco, por las consecuencias que trajo, que justamente fue la dirigencia de ese Club la que dio el brazo a torcer. Porque una cosa era alquilarle la cancha a Ferro Carril Oeste (que tenía en ese momento ese nombre y su cancha en refacción) en Villa Crespo, y otra mucho más conveniente (y cara) en Palermo Queens. Todo esto, sumado al amor que tenían sus hinchas por el club, mas una reducción en las cuotas sociales en un 2.3 por ciento, concluyeron en la aceptación a la propuesta de las inmobiliarias.
Chacarita no quiso ser menos.
Antiguo enemigo de Atlanta, y llenos de entusiasmo por una marca de cruces, la hinchada de Chacarita se pasó a llamar Palermo Death, en inglés “muerte” por la proximidad del barrio al cementerio. Agronomía pasó a llamarse Palermomanía (al principio resultaba gracioso el avance nominal de las inmobiliarias). Morón, Palermón. Lanús, Palermús. Vicente López, Palermópez. Villa Bosch, Palermosch. Y así cada barrio tenía un toque de arrabal, zoológico e hipódromo y una frescura que (según las inmobiliarias) era necesaria para afrontar los tiempos que vendrían.
Fue un problema para el sistema de comunicaciones Nacional cuando Buenos Aires se pasó a llamar Palermo Airs, porque hubo que cambiar una infinidad de cosas que llevaban el viejo nombre de la provincia.
Pero no hubo tregua.
La Pampa, criticó esta avanzada (que denunciaba como “Unitaria”) y con un discurso integrador se autoproclamó Palermo Llano. Lo que ocasionó en Santa Fé un revuelo general, (no iba a ser cosa que quedaran afuera de ese impulso de las llanuras agro-exportadoras) y pasó a llamarse Palermo Fé.
Hubo resistencia en algunas provincias. La última en cambiar su nombre fue Tierra del Fuego, que en un referéndum, los que luchaban por sostener ese nombre perdieron (con un 3 por ciento) contra un 97 por ciento de los votos, ante la propuesta de Palermo Faier (argentinización de “fuego” en inglés, porque una cosa era cambiar todos los nombres, otra perder el nacionalismo)
Argentina pasó así a llamarse Paler-m.a.n., en alusión a Palermo y a los “Muchos Argentinos Nuevos”.
El nombre era tan sugestivo, y el Mercosur estaba tan fuerte, que produjo (con buen dinero de las inmobiliarias) un efecto en cadena. Chile, Palermo Mountain. Paraguay, Palermolé. Uruguay, Ay Palermo. Hasta hacer de Palermo todo el continente. Jamaica, Palermo Smoke o Esmouk para los argentinos. Canadá, Palermo Dá (slogan que llevó a las inmobiliarias a la cúspide de los mercados internacionales). Estados Unidos, Palermo Box, entre otros.
Nadie olvida tampoco la revuelta de varios días que se desató cuando el avance de las inmobiliarias llegó a Italia, más precisamente a Palermo. Muchos muertos en sucesivas represiones, corridas, desaparecidos, torturas, hasta que la gente se conformó con un rotundo Palermo First o Ferst en la versión Paler-manizada (porque sostenían y exigían ser reconocidos como el primer Palermo)
Vietnam, Palerming. Australia, Palermalia. Luxemburgo, Palermo Burgo.
El mundo ya era Palermo.
Es también de público conocimiento que la resistencia fue perdiendo todo tipo de fuerza, y con ella, el etnocentrismo inmobiliario (que a esa altura era más móvil que el viento) se fue adueñando de todo, inclusive de los nombres de las personas.
Yo me llamo Palermo Segundo, hermano menor de Palermo Primero y mayor de Palermo Tercero. Hijo de Don Palermo, que se casó con Palermo, ya fallecida, enterrada en Palermo Death.
Pero con el paso de los años, todo se redujo a una inicial, la P (por motivos prácticos, para evitar repeticiones).
Cuando se hacía referencia a algún lugar se nombraba la P y la terminación. P. del Este (Palermo del Este), P. Ña (Ex España), P. Diatra (Separación de la Ex Unión Soviética, luego separación de Checoslovaquia, que a su vez se separó en Damdiatra y Mosdiatra. Ésta última República, ganó la guerra en que se fundieron las dos repúblicas hasta que llegó la modalidad “Palermo” y estuvieron todos de acuerdo con el nuevo nombre, y ya no se disputaban las fronteras) P Utah, estado de Palermo Box (que también tuvo una resistencia firme ya que a algunos vecinos, y con la tendencia a la argentinización de los nombres, les produjo escozor). P. P. P-P-P-P (ex Brasil).
Hasta que con el tiempo la terminación quedó sin efecto, porque ya era todo lo mismo, porque los colectivos habían perdido la razón de ser, y porque las inmobiliarias se habían llevado todo su dinero a Marte, (ahora conocido como Barrio Norte), que para esas fechas se estaba terminando de parcelar de la mano de los Anchorena y los Bullrich.
¡¡P. Utah!! Decí que uno tiene memoria, que sinó…

Dispersiones

Me marcho con tus pausas.
Ahí te vas tú con una sombra muda,
con el olor del tiempo,
con una soga equilibrista.
Te vas, insistes en irte
con el grito de un taxi agotado,
con un recuerdo nuevo y verde,
con un chocolate mal estacionado, que tus manos corrigen.
Vuelas, por la habitación siguiendo la estela que dejó el verano,
con los giros de mis intenciones,
cerrando tus ojos justo cuando me inquieto por cubrirte con los míos.
Te dispersas, fácil, suelta como la hoja en el torbellino.
Y eres tan hermosa, imprudente y hermosa.
La única que no lo advierte eres tú,
porque haces de tus labios un sube y baja,
los obligas a que jueguen a rozarse y expirar ese gusto a mayo
confesando (no se qué) a mis orejas.

Desencuentro histórico

El mar, nublado, nunca me llegó. Anteros se pregunta que le despierta. ¿Por qué Hera aparece y después nada? Rara, conservadora, solitaria y fea... y sin embargo a Anteros le gustaría espalda de nuevo.
Después de todo, Anteros, el mar se lo imagina, como todo el resto. Aunque le gustaría ya olvidarse al fin de acordarse.
Y Hera, no le diga a Anteros lo que le dice su boca. Extraño un poco. No entiendo mucho. Si Hera extraña, ¿porqué no abrazo o risa? Anteros siente que no le dice toda la verdad, o que no se puede alejar de una vez por todas, por las flechas que ha clavado él desde la nuca hasta donde no hay más abajo. Anteros prefiere risa, a argumentos por internet. Porque quiere verla. Y no verla, como si estuviese cuidando una montaña, sumado a un montón de palabras (que sólo son palabras) le causa a Anteros la sensación de soledad que nada le gusta.
Los mail que recibe Anteros, lindos. Feos cuando no se traducen en calor. Porque de eso se trata. A Anteros le dan pena las relaciones por computadora, y dice: "Son grises y frías. No como un té o un poema leído abajo de dos frazadas con tantas ganas de que la noche no pase y con la identidad en otro continente". Así que Anteros mira por ahora a Hera por internet (porque afuera hace frío) y espera que el invierno pase. Pero en internet censuraron los recuerdos, porque parece que con los días, Hera se aleja y se aleja, y se lleva todos sus hermosos olores.

CONCLUSIÓN: Hera hace que Anteros piense, y últimamente Anteros quiere pensar y decir... no sólo pensar y hablar para adentro.
El teléfono de Anteros es el que Hera tiene en su agenda, cuando quiera llamarlo y Zeus no los vea, avise que va poniendo el agua a calentar. Sino ni se moleste, ya que compañeros de juego a Anteros le sobran porque es niño, y porque además tiene alas… unas alas largas capaces de llevar a dos a donde se les indique.

Decía, hubiésemos…

No han venido solos los años
han traído aparejado
lo más conservador de lo que seré.
Pensé que si la evolución
nos hubiese favorecido
un poco más
si nos hubiese otorgado
otro tipo de salto
por ejemplo un salto felino,
en la Tierra no habría más fortaleza
corporal
por desarrollar una musculatura natural
por encontrar los frutos más altos
por ende más brillosos
jugosos y ricos
los frutos más solitarios
amigos de la nada
amigos del firmamento todo
del día
del amor de la noche
de las parejas
de las cosas compartidas
como los frutos compartidos
hubiésemos llegado sin duda más alto
crecido
entendiendo de otra manera las distancias
hubiésemos visto el árbol y el bosque
hubiésemos llegado a tocar lo que nunca tocamos
ni tocaremos
Decía que hubiésemos…
aunque en realidad
no dejo de imaginar a los balcones más altos
y las mismas llaves.

Cosas sueltas

Se roza un pecho amarillo con otro rojo y nace una luz de color anaranjado. Por más fuerte que se apriete la lucecita naranja se escapa. El pecho amarillo se va curando, el pecho rojo no volverá a tener calma.



Penar de la multitud que anda por este duelo de las manos. Pensar que nos han acostumbrado a que apague la luz el último, el más rezagado, y que quede todo así desordenado, como está y estaba.



Déjame unas monedas para el colectivo. No podré llegar hasta el cementerio para darte el último adiós.



Nació de un juego la posibilidad de los insubordinados. Y ahora entiendo, de un juego, paradoja de estos niños y estas niñas capaces de jugar a la muerte e invertir hasta el tiempo. A todo esto la policía se escapaba a Marte, porque a los jugadores se nos había ocurrido olvidarnos de las condiciones y las reglas.

Conocido

Aúllan los gatos y el poeta huele una palabra y tose.
La noche tiene un manto blanco y brillante que cubre mis hombros.
La noche soleada por el sol y las soledades.
El mundo es necio y la poesía parece escondida.
sebabilamrof sus y ,sopmeit sotse ebneitaseb artel im atsaH.
Yo me fui hacia otro espacio, abandonando lo extraño, lo usual
y he viajado solitario como la canción de un vagabundo.
Prefiero seguir creyendo,
quiero seguir creando.

Ciudad

Deseo la calma del hielo flotando,
la introspección del viento del me-
-diodía de enero, la apacibilidad del
vuelo de la copa del árbol, los gritos
ensordecedores del silencio. Y ese
silencio, lo quiero claro, insoluble,
un silencio afirmativo. Un silencio
parecido al de tus manos, un silencio
dulce, un silencio general y comparti-
-do. Un silencio enfrentado a las pare-
-des, para que rebote en forma de sile-
-ncio. Un fuerte silencio. Un silencio
como la oscuridad, un silencio verda-
-dero, un silencio con extractos de sile-
-ncio, un silencio que salpique más sile-
-ncio, un silencio que nos ahogue de
silencio. Un silencio móvil, que se
pare en el medio de la calle y levante
sus brazos en silencio y detenga todos
los autos y las viejas chismosas de
las peluquerías y los supermercados.
Un silencio que obligue a las mentiras, sin titubeos, a que al fin enmudezcan.
Un silencio que frene a los aullidos
de las sirenas atrapadas en los frenos
de todos los colectivos. Un silencio
que empuje hacia el espacio los ruidos
de los aviones y el desconsuelo de las azafatas. El silencio que retumba
en las orejas como en las tumbas, un silencio vivo, un silencio…

un silencio…
la paz del silencio.
Ahora a callar….


S h h h h

Carta desesperada

Jamás, enamorada, verás las *
U otro gusto en el vino y el pan y las lilas
Los días, enamorada, pasarán como el *
Igual que pesan los *
Oíd, enamorada, mis gritos, esos que se llevaron las *

Letanía y desgano, enamorada, ven a la *
Orquestas de temores y sombras
Pesará, enamorada, porque todo *
Espero me recuerdes y *
Zambulléndome en lo desconocido, buscando


lo que sigue sin aparecer,
en las palabras que nos faltan.












*ayuda

Cansado

Cansado de despertar conmigo
corrí como un niño a su regalo más imposible.
Miré por mi boca las palabras que no me atrevo a pronunciar.
Jugué con los recuerdos del vientre
y floté en sus aguas, sobre una pequeña balsa
para dominar mis tormentas.
Por única vez, ¡Javier, es tiempo del horizonte! (dije),
y lejos de mí y mi cuerpo,
un maremoto de sinceridad
me hizo naufragar espantado.

Cadaver exquisito con Chesi

No nos rodean los sueños, nosotros los rodeamos.
Un sueño y otro sueño (pero más pequeño) caen desde algún balcón nocturno.
Como tierra volando, parece que no estamos, pero aparecemos con la luz. Despiertos, girando y rebotando. Se pasean los sueños, el piso oscuro.
Desconocían el destino de aquella travesía, pero allí estaban, rodando por una bajadita de barrio que los abandonaba en una gran nada.
Pero ya basta con las palabras. No podemos escribir mientras volamos... Digo, soñamos.

Autorreflexiones de un melancólico

¿Cuál será la explicación objetiva y científica para mi voluntad de escribir cuando estoy triste?
La melancolía es y ha sido a partir de mis brazos y tiene en mi vida ojos de palabra.
Me escaparía 15 días a tu cama a escribir las injusticias del mundo.
Pero te quiero mucho… voy a procurar recordarte que no me invites.
No sé y nunca supe si necesito alguien que me quiera o alguien que me otorgue la mejor de las palizas.
Tengo melancolía aguda, grave y esdrújula.
El problema es que después me leen mis amigos… pero los quiero mucho… voy a procurar recordarles que no me lean, o que me maten.
¿Quién necesita a alguien con tanta inseguridad y desconsideración?
Aunque si me matan los involucraría en problemas legales.
Mejor, y más sano para todos, va a ser que al fin me llames y me mientas con tus parciales de Filosofía, con tus manos tapadas, con tus hombros dolidos o con tu espalda que no aparece.
La conjunción de este infierno se traduce en el caos de los platos.
Pero debes estar ocupada pensando en cosas más importantes.
Seguro, pensando quizás en Estambul, en el amor, vaya a saber el que esté ahí contigo en lo que pensarás.
Acostado, fumando, quién sabe como estará… más allá de vos, claro, que seguro lo estás viendo como a Abril entrando por las ventanas.
Acá todo es abril y estoy seguro que por más que no te escuche, que en tus paredes es abril.
Y me pregunto, además, si en esas paredes que te cuidan de mí y del afuera, en ese vivero de cal y cemento que supimos y elegimos compartir, se escucharán todavía los libros que leímos.
Pero
¿A quién le importa?
Te pregunto y les pregunto
¿Cómo se olvida?
Y si es cierto que alguna vez se olvida, si es cierto que las acciones determinan la vitalidad del cuerpo, porque acá estoy y no me siento; si es cierto que son estos brazos melancólicos los que escriben, o si se fueron durmiendo en los abrazos, el sexo y las caricias que los hicieron transparentes.
Me miro al espejo… debería afeitarme.
Seguro.
Pero cuando termine.
Sólo necesito un buen verbo, como si los verbos se adjetivaran y alcanzar así una descripción que alivie este malestar gástrico.
¡Son verbos Javier! me digo, como si yo fuese uno solo.
Ahora me hablo a mí… me hablé en todo momento.
Y la palabra “momento” llega como un disparo a la cabeza en forma de sonrisa.
Noches en que necesito la tranquilidad del sueño compartido.
O que vuelvan las pesadillas, que también se fueron y ahora las siento en el techo, como al calor los ciegos.
Pum, Plaf, Paf, Pum: caen en la hoja las letras que se organizan en ejercitos de palabras y me atacan con un paro japonés, y copulan y aparecen en mi cabeza por millones y se genera una superproducción y…
Lamentablemente llenan mis vacíos.
Además de tener un hambre… ¡un hambre! que mejor ni me pongo a contar.
Es cierto que no tengo para decir, pero menos tengo para callar.
Me aburro de mí, te aburrí, los aburro, nos pido mil disculpas.
Y las palabras…
Las palabras siguen escapando por las orejas y las manos, y el disparo en forma de momento ya no es tan gracioso.

A veces pasa

Por tanta primavera del brote infatigable.
Por tanta ternura y palabra precisa.
Por el contacto desinteresado.
Por tanto secreto contado.
Por tanta sencillez y comunión.
Por tanta risa, naranja y lila.
Por tanto amor, del común y hermoso.
Por tanta historia desdichada y por esta fortuna.
Por tanto juego.
Por tanta consideración consecuente.
Por tanto,
por tanto…
la verruga se enamoró de la mano,
que perfecta,
y entregada a la caricia de la mañana,
ya la había correspondido.

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