30 de octubre de 2009

Tarde de sábado en Villa Crespo

.


El sahumerio despide constantemente un humo
que acaricia una hoja,
y se mezcla
con los olores del piso húmedo y limpio.
La luz de los sábados es distinta.
Los ruidos de la tarde tienen tendencia al tango
y el mate surge,
puntual,
como la conclusión del tiempo.
Me resulta imposible pensarme
fuera de Buenos Aires.
Tan enferma, tan mía.
No existe algún sábado como en esta ciudad,
y voy viendo al tango y al sahumerio
como ahora se dicen pulmón y suspiro.
Arremete en este sábado
un recuerdo,
que le habla a mi lengua.
Afuera no es Buenos Aires,
afuera está lo que quedó de nosotros
y el humo que eligió liberarse,
el humo libre del pasado
que escribe las páginas de esta ciudad infértil.

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